Un
mal que preocupa.
LA
VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES EN ARGENTINA.
Digámosle NO al maltrato.
Resulta habitual ver, leer o escuchar en los medios de
comunicación, noticias sobre casos de violencia contra la mujer.
En 2008, las comisarías de la mujer y la familia de
Buenos Aires recibieron más de 60.000 denuncias por violencia de género; en
años anteriores, las mismas no llegaban a 20.000 según lo que indican los
relevamientos realizados por la OMS (Organización Mundial de la Salud). En
el 2011, se mostró un crecimiento del 8% respecto a 2010 y un 18% en
relación al 2009. Mientras que en el 2012, las cifras bajaron un 10%.
Una de las leyes que se promulgaron para acabar con el
maltrato femenino fue la N° 26485 que fue sancionada el 11 de marzo de 2009 y
reglamentada en el 2010.
Establece la “protección integral para prevenir,
sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que
desarrollen sus relaciones interpersonales”.
El artículo 9 de la C.N. dice que se debe “elaborar,
implementar y monitorear un plan nacional de acción para la prevención,
asistencia y erradicación de la violencia contra las mujeres” y “articular y
coordinar las acciones para el cumplimiento de la norma, con las distintas
áreas involucradas a nivel nacional, provincial y municipal, y con los ámbitos
universitarios, sindicales, empresariales, religiosos, las organizaciones de
defensa de los derechos de las mujeres y otras de la sociedad civil con
competencia en la materia”. Entonces, ¿este plan no debería estar en funcionamiento
hace tiempo ya? ¿Qué es lo que impide que se lleve a cabo?
La investigación realizada por el observatorio de
femicidios de La Casa del Encuentro en el 2011, reveló que cada 37 horas es
asesinada una mujer en Argentina. Se registró un aumento del 8% respecto a
los casos sucedidos en el 2010, según el registro de la ONG.
A partir del caso de Wanda Taddei, la violencia contra
las mujeres aumentó enormemente. Así lo indican los relevamientos hechos por la
Asociación Civil señalada anteriormente. Wanda murió el 10 de febrero del 2010
como consecuencia de tener un 60% de quemaduras en su cuerpo, producidas
durante una discusión mantenida con su esposo. Si bien él negó haber sido el
culpable, actualmente cumple una condena de 18 años de prisión.
Luego de la muerte de Taddei y hasta el 2013, en
Argentina, se han denunciado 132 casos de mujeres quemadas, de los cuales el
50% fueron mortales, según el informe realizado por la OMS.
El gobierno no accionó para evitar que sigan realizándose
hechos de femicidio, y esto da cuenta del por qué los casos siguieron
aumentando: Fátima Catán, de 24 años, fue quemada por su pareja a mediados del
2010. Norma Rivas, de 22, también fue quemada, su esposo la roció con nafta y
prendió fuego. Alejandra Céspedes, de 27, apareció quemada en su casa ese mismo
año. Sabrina Cennamo fue encontrada meses después, incinerada y degollada.
Lidia Valiente fue asesinada también, su cuerpo fue encontrado calcinado.
Betiana Chávez, de 20 años, murió en un hospital de Neuquén después de haber
sufrido quemaduras en el 85% de su cuerpo. Abundan casos como estos en los
registros de la Asociación Argentina de Prevención de la Violencia Familiar.
En varios casos, el femicidio es llevado a cabo por los
novios de las víctimas, amantes, parejas, ex parejas. ¿Por qué sucede esto?
¿Cuáles son los detonantes de esta problemática?
Desde la proclamación de los Derechos Humanos en 1948
hasta la actualidad, se lograron derechos, convenciones, protocolos y garantías
para la mujer, y los principales responsables de respetarlos y hacer que se
respeten son los Estados.
Sin embargo, cotidianamente se siguen realizando actos de
violencia contra el género femenino…
La mayoría de las que sufren este tipo de daños prefieren
callar, en vez de denunciar; sufrir por miedo a que el perjuicio sea
mayor, o perdonar confiando en que el problema se va a solucionar. Según datos
relevados por varias Organizaciones No Gubernamentales, como por ejemplo La
Casa del Encuentro, Proyecto Pura Vida, Mujeres que cambian el Mundo, entre
otras.
En el caso de que se esté conviviendo con una persona
violenta, la Asociación Civil La Casa del Encuentro sugiere a las víctimas,
tomar distancia, alejarse, no temer, dejar de callar y contarle a algún ser
querido lo que está sucediendo, tener la voluntad y la fuerza para abandonar el
lugar, denunciar lo sucedido y cambiar de vida.
Se necesita un cambio rotundo en las costumbres, los
valores, las normas de seguridad y de convivencia, además de las leyes ya
establecidas, para que la violencia de género femenino se termine por completo.
La justicia debería actuar en forma rápida,
precisa; para que todas las mujeres puedan tener una vida sin
violencia.
El cambio está en cada persona, en empezar por uno mismo,
en inculcarle a hijos, familiares, amigos y alumnos, hábitos, normas y
valores igualitarios.
LARA CASTAGNO.
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